miércoles, 11 de febrero de 2009

LOS PELIGROS DE LA BRECHA DIGITAL

El término brecha digital se refiere a las diferencias en el acceso a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC), que existen entre los habitantes de las naciones desarrolladas y las que como Colombia se encuentran en vías de desarrollo.
Tristemente en nuestros países latinoamericanos las erradas políticas gubernamentales, traducidas en infranqueables barreras sociales como la pobreza, el hambre, la corrupción administrativa, el analfabetismo y las desigualdades de género, han servido para que estas condiciones de exclusión y de inequidad, amplíen el espectro de dicha brecha digital. Las cifras del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), dicen por ejemplo que en materia de educación hay aún 115 millones de niños no escolarizados y, entre ellos, 62 millones de niñas. En el mundo existen 1.000 millones de personas a las que se les niega el acceso a agua limpia suficiente para satisfacer sus necesidades básicas. Según los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas, “ofrecer conectividad a Internet en el mundo en desarrollo ayudará a concretar los objetivos de salud, educación, empleo y reducción de la pobreza.
Hacia fines de 2006, 1.200 millones de personas tenían conexión a Internet, un poco más del 18% de la población mundial. Pero la brecha digital es todavía amplia. En los países desarrollados, el 58% de la población usaba Internet en 2006, mientras que en los países en desarrollo lo hacía el 11% y solamente el 1% en los países menos adelantados”. El reporte del grupo Digital Opportunity Inicative, financiado por el (PNUD), indica que a la hora de implementar las TICs, se deben tener en cuenta 5 áreas imperativas para el desarrollo. Estas son: Salud; Educación; Oportunidades económicas; Potenciamiento y Participación comunitaria y Medio ambiente.

Es bueno aclarar que esta brecha económica y tecnológica entre las naciones pobres y los países ricos, siempre ha existido. Es por ello que se puede afirmar como lo dicen en su libro:”La brecha Digital: Mitos y Realidades”, los investigadores mexicanos Arturo Serrano y Evelio Martínez, que antes de la digital, la humanidad ya se debatía en lo que ellos denominan la brecha análoga. Esto quiere decir que nuestros países en vías de desarrollo ya estaban rezagados cuando la humanidad no había ingresado a la era digital (década de los 90). Ejemplo de esto es la poca penetración que se logró en el campo de la telefonía fija en muchos países latinoamericanos.
Lo más preocupante es que muchos de nuestros gobernantes de turno creen que dotando a las escuelas a las que asisten los pobres, de computadores muchas veces desactualizados, o celebrando las cifras en el aumento de personas que han adquieren teléfonos móviles, ya se recortan los índices de esta brecha digital. Lo importante sería que un mayor número de nuestra población tuviera la posibilidad de aprovechar las bondades de estas nuevas tecnologías para mejorar sus condiciones de vida, o superar barreras como las del idioma que los alejan cada vez más de la denominada Sociedad del Conocimiento. Más importante sería por ejemplo que un estudiante aprendiera a discernir que los contenidos que circulan por la Web son superados por la cantidad, en detrimento de la calidad. Otro aspecto a tener en cuenta es de qué forma su acceso a la Internet lo hace a través de la Banda Ancha, o a través de la red conmutada. La primera permite tener contacto a videoconferencias, programas de capacitación a distancia, etc. Los países latinoamericanos tienen una de las tasas más bajas de acceso a la Internet por Banda Ancha.Estudios recientes dan cuenta que más del 45 por ciento de los contenidos de la Internet, circulan en idioma inglés, y esta es una de las principales barreras para que nuestros estudiantes latinoamericanos accedan a páginas y contenidos de calidad.
La Unión Internacional de Telecomunicaciones posicionó en el año 2004 en su evento: “Building digital bridges”, un concepto según el cual se proponen tres tipos de brecha digital: la de acceso, basada en la diferencia entre las personas que pueden acceder y las que no a las TIC; la de uso, basada en las personas que saben utilizarlas y las que no; y las de la calidad del uso, basada en las diferencias entre los mismos usuariosUn aspecto importante es el hecho de cómo las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación TIC, vienen impactando a la educación. En la actualidad el primer reto que se está planteando, es cómo hacer para que los docentes comiencen a interactuar con estas tecnologías para responder a las últimas tendencias de la educación. Es por eso que las facultades de educación deberán incluir en sus programas de formación contenidos de currículo digital que les permita a los maestros desempeñarse con éxito en el manejo de estas técnicas, implementando para ello un currículo flexible. De esta forma los maestros estarán preparados para hablar el mismo lenguaje que hablan los jóvenes nacidos en la era digital. Es decir, el Chat, el correo electrónico, la videoconferencia, con lo cual se irá dejando de lado el viejo concepto del maestro que lo sabe todo frente a unos estudiantes pasivos, para pasar al nuevo concepto del aprendizaje colaborativo. En el momento que los maestros dominen estas técnicas de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación, se estarán poniendo a la par con sus estudiantes que viven inmersos en los rudimentos de la era digital, y de esta forma los procesos enseñanza-aprendizaje resultarán más atractivos para nuestros jóvenes.

Si bien es cierto que la brecha digital es un índice de desarrollo humano, su reducción no va a acabar con los graves problemas sociales que sufrimos en sociedades como la colombiana. Si no se propicia el acceso a la tecnología en condiciones de igualdad, para que grandes sectores de nuestra población usen esas tecnologías de la información y la comunicación para mejorar su calidad de vida, tener acceso a educación y entretenimiento de calidad, sólo estaremos alimentando el gran negocio de las TICs, en detrimento de muestro crecimiento como ciudadanos competitivos para navegar con éxito en el siglo XXI.

hectorfabiovillalba@latinmail.com

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