viernes, 13 de febrero de 2009

LA DOCENCIA Y EL INDIVIDUALISMO

La docencia y el individualismo

"La educación es una profesión donde la soledad sigue siendo una característica de trabajo legítima y nos hace sentir seguridad a los docentes, a salvo de vigilancias."

A los docentes nos cuesta interactuar muchas veces con nuestros colegas sobre la marcha y los aconteceres de la enseñanza. Nos encerramos en nuestras aulas que es nuestro mundo, nuestro lugar, donde nos sentimos seguros, y si alguien entra a observarnos, nos surge un sentimiento de que nos quieren invadir. Es una realidad.El docente, por lo general, trabaja en forma aislada, solo, lejos de sus colegas. Así se siente seguro, fuerte, estable en su tarea, protegido.

Esto, según algunos autores entendidos en la temática, priva a los docentes de una retroalimentación sobre el valor y la eficacia de lo que hacen. Lo positivo sería buscar la realimentación dada por las experiencias, las interpretaciones y motivaciones del docente para lograr una mejora de la educación; como así también sería importante considerar la apertura al trabajo en equipo.

Existe un estudio realizado entre lo que algunos llaman "escuelas atascadas" y "escuelas en movimiento".Esto que se busca lograr para mejorar la educación es lo que trabajan las escuelas "en movimiento" y es allí donde se notan importantísimos cambios y mejoras de la calidad educativa como también del trabajo docente y los avances logrados en los alumnos.

Con respecto a las "escuelas atascadas" tienen que ver con las escuelas adversas o contrarias al cambio y por ende a las mejoras, llenas de incertidumbre y aisladas. Todo esto trae una combinación negativa en los progresos del alumnado en cuanto a sus aprendizajes.

El aislamiento, la incertidumbre y el individualismo son armaduras para el docente; con ellas se siente protegido; y son asociados a lo que se llama "escenarios de aprendizaje empobrecidos" donde el docente no promueve un espacio propicio para encontrarse con sus colegas y aprender de ellos, es decir, permitiéndose un aprendizaje mutuo, posibilitando la comunicación de diversas experiencias y vivencias escolares, educativas y así el logro de la mejora de la educación.

Los docentes nunca observan a sus colegas dando clase (en realidad no nos gusta ser observados) y no analizan ni reflexionan colectivamente sobre el valor, la intención y la orientación de su tarea. En este aspecto es bueno hacer notar que queremos reflexionar conjuntamente, buscar acuerdos, orientar nuestra labor; pero no existen espacios ni tiempos adecuados donde podamos estar presentes todos los protagonistas. Este es un gran problema ya que nadie quiere quedarse a reflexionar fuera del horario escolar, pues convengamos que uno quiere hacer un corte luego de una jornada laboral y relajarse un poco, o uno tiene que dirigirse a otro lugar de trabajo al que llega con el tiempo justo, en fin hay otras cosas que hacer, uno también tiene una familia, no debemos olvidarnos de ello.

Tampoco es posible realizar este encuentro en el horario de receso puesto que hay docentes que tienen la responsabilidad de cumplir con el turno de acompañamiento.

El tema es difícil y es una pena. Es así como estas dificultades incrementan el trabajo individual y solitario, impidiendo la posibilidad de la apertura al dialogo, la confrontación de ideas, la aparición de nuevas ideas, conduciendo a una enseñanza segura, sin riesgo pero aportando muy poco al rendimiento del alumnado.

Así es como los docentes aislados se sienten impotentes ante presiones o decisiones que no comprenden. Esta impotencia arruina la posibilidad de un cambio.Lo que debemos hacer es derribar la muralla del aislamiento si queremos un cambio sólido y duradero. Y esto se logra cuando los docentes pierden el miedo a compartir sus ideas y sus logros personales, de comunicar una nueva idea o pedir ayuda.El miedo cierra las puertas a un nuevo enfoque, al cambio, posibilitando la consolidación de la muralla, limitando el crecimiento y la mejora.Pero por otro lado se van produciendo algunos quiebres en la muralla. Y esto se da gracias al encuentro entre colegas abriendo posibilidades nuevas (colaboración, conversación, equipos de trabajo, observación mutua, interacción).

Algunos investigadores señalan que el individualismo es una cualidad del docente que nace de la timidez o inseguridad humanas. También tiene mucha relación con esto la disposición arquitectónica de las aulas (separadas como hueveras, dicen algunos) que inducen al trabajo individual y hacen más difícil el encuentro, el trabajo en equipo.Esto de abrir los espacios áulicos convengamos que a los docentes mucho no nos agrada.
Si bien podemos compartir clases, interactuando con otros grados (muchas veces lo hacemos y nos parece muy productivo) en un mismo espacio; después nos gusta adentrarnos en nuestro lugar, nuestro espacio, nuestra aula, que es como nuestro segundo hogar, o nuestra pequeña casita (muchos acordarán conmigo en esto ya que la decoramos, le ponemos cortinas, flores, portarretratos, trabajitos de nuestros alumnos, dibujos que nos hacen porque nos quieren y así demuestran su cariño, entonces les abrimos un espacio, porque ellos también la consideran su casita)Está bueno abrirnos, compartir, ser observados y observar, pero también está bueno si se quiere aislarnos en algunos momentos.

Lo bueno sería encontrar un momento, un espacio donde todos los docentes podamos encontrarnos, abiertos al diálogo, compartiendo experiencias, vivencias, lecturas, aportando ideas nuevas. Un espacio que nos permita aprender del otro, modificar aspectos, pedir ayuda, dar ayuda, confrontar, discernir, llegar a acuerdos, hacer propuestas, siempre pensando en mejorar la educación, los aprendizajes, los valores.Y en esto es importante considerar la intervención del Estado propiciando, posibilitando la existencia de esos espacios y tiempos.

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