domingo, 7 de junio de 2009

desatar nudos de los niveles


Desatar el nudo de los niveles para conquistar los ciclos
Por Héctor Fabio Villalba tomado de Escuela País
El nudo corredizo de los niveles

En la infancia, muchos niños campesinos jugamos en la casa, en el potrero y en la escuela con lazos y cabuyas. A través de estas redes desarrollamos parte de la motricidad y la elasticidad, que lastimosamente venimos perdiendo, más que por el paso de los años, por el sedentarismo en que hemos caído en las ciudades. Además de saltar, ingeniar objetos y elaborar mochilas artesanales, los lazos nos permitieron aprender a hacer, deshacer y rehacer nudos.

Los contenidos de la revista antes referida, son fibras para seguir con la discusión acerca de cómo hacer para desatar ese tramo de cuerda, que sujeta un modo de pensar la educación y que amarra las prácticas pedagógicas de los educadores y la organización de la escuela desde una lógica cercana al conductismo, al positivismo y a la linealidad. Ese nudo responde al nombre de niveles educativos, está puesto en difuso lazo de la escolarización colombiana.

Aunque la realización de los nudos se hace desde el sentido común, el desatamiento de los mismos “tiene su ciencia”; es decir, hay que poseer unos saberes, unas técnicas y unas destrezas, tanto para armarlo como para desatarlo. El nudo de la corbata es un ejemplo muy familiar. En el caso de los ciclos, no hay sospecha del requerimiento del conocimiento científico y del manejo de la tecnología para su armazón. No basta con observar, se requiere estudiar, alimentar la propuesta y ser rigurosos, para evitar caer en la charlatanería, en la imposición y así terminar equipando un nudo corredizo, tal como viene ocurriendo en algunas situaciones.

Pero antes de ocuparnos de los ciclos es necesario desatar el nudo de los niveles, para que el conocimiento que transporta la cuerda pueda fluir. Desatar el nudo de los niveles conduce a responder la pregunta acerca del proceso histórico y de las circunstancias que llevaron a hacer este nudo y otros precedentes. En el surgimiento de los sistemas escolares, por ejemplo, primó la necesidad de aprender a leer, de un lado para acceder a la Biblia y de otro para garantizar el manejo adecuado de las máquinas por los obreros. Esas demandas sociales auspician la aparición de la educación primaria obligatoria, ligada a la educación popular, independiente de los liceos y de éstos con la universidad, escenario establecido para las élites.

Mientras esto acontecía en los siglos XVII Y XVIII, en las dos siguientes centurias la organización de la enseñanza opta por las divisiones: comercial, industrial, agrícola y artística, apuntado a las exigencias sociales en el aspecto laboral. Ya, a finales del siglo XX surgen: el jardín de infantes, la educación Básica y la vocacional. Tomar conciencia de estos acontecimientos -escribe Aguerrondo (2009, 20)- “es la única manera de avanzar en el necesario proceso de articulación entre niveles para resolver los nudos críticos de deserción y repetición” y para afirmar “la construcción colectiva de un nuevo enfoque de trabajo pedagógico” tal como lo explicita el profesor Rodríguez (Rodríguez Céspedes, 2009, 44).




El lugar de la pedagogía y de la historia
La organización escolar por ciclos no puede reducirse a un ejercicio de forma, como en algunas situaciones se viene impulsando. La organización por ciclos reclama el lugar de la pedagogía, entendiendo con Zuluaga, que hoy en día el lugar de elaboración de la Pedagogía ya no es la escuela, sino la ciencia.” Y no es que la Pedagogía no pueda pensar la escuela o deje de pensarla, sino que “el concepto de escuela no es ya la finalidad que enmarca las conceptualizaciones, el que traza el entorno de la enseñanza» (Zuluaga, 1993, 120).

En este sentido, la aseveración hecha por los colegas de Quiba (2009, 70) acerca de que SICA (Significa-comprende-actúa) es un modelo pedagógico, aunque loable la postura, en esta búsqueda de contenido despista e incluso debilita la argumentación, sobre todo porque los niveles están blindados por verdaderos modelos pedagógicos, primordialmente por el Tradicional, el Conductista e incluso el Cognoscitivista. De otro lado, porque se simplifica un concepto elaborado académicamente cual es el de Modelo pedagógico. Un modelo -al decir del profesor Flórez Ochoa- “es la imagen o representación del conjunto de relaciones que definen un fenómeno, con miras a su mejor entendimiento” y los modelos pedagógicos representan formas particulares de interrelación entre los parámetros pedagógicos.

Igualmente, asumir el ciclo como una agrupación de grados escolares, según las especificidades y lo que se considera como básico en los aprendizajes de los estudiantes, dimensionando las edades, los aprendizajes y lo socio afectivo, dejando en un plano silencioso el empuje del contexto histórico, la situación familiar, las condiciones socioculturales de los estudiantes y la influencia de los medios masivos de comunicación, es una concepción que se queda en la forma y se pierde de tocar fondo. El profesor Barbero, aduce, que “La televisión desordena las secuencias del aprendizaje por edades y etapas”. Y ninguno de nuestros niños escapa a la televisión, es más, algunos ya son “adictos” a ella y al computador. El problema de fondo “es cómo insertar la escuela en un ecosistema comunicativo” porque, “la escuela encarna y prolonga, como ninguna otra institución, el régimen de saber que instituyó la comunicación del texto impreso” (Barbero, 1997:10-12)


El Nudo Gordiano
El nudo Gordiano de los ciclos está en saberle hacer el amarre a la cuerda. Es decir, en darle la apretura pedagógica que requiere para que no sea un nudo corredizo. En esta línea de ideas, merece especial atención el estudio de las escuelas de pensamiento pedagógico. La Escuela Histórico Cultural, el Constructivismo e incluso el Cognitivismo, por ejemplo, ya reclaman su padrinazgo.




Aplicar la eutanasia a los niveles para que nazcan los ciclos, es una acción que coadyuva a elevar el pensamiento empírico en pensamiento teórico. O si se quiere -recurriendo a Vigotszky- pasar en la comprensión de la propuesta de la zona de Desarrollo Próximo a la zona de Desarrollo Potencial. Pero en todo caso no se puede dejar en estado de coma a los primeros ni en la sala cuna a los segundos. La maduración socio afectiva, la maduración cognoscitiva y la maduración social que reclaman los ciclos, debe afianzarse primero en nosotros los maestros y directivos docentes.
Culmino esta reflexión inconclusa pero incitadora al debate que necesitamos hacerle a la propuesta de ciclos, reafirmando que la propuesta es interesante, pero que no se puede abordar de cualquier manera, ni por cualquier organismo ajeno al cultivo riguroso de la pedagogía. Igualmente, la propuesta debe articular las experiencias reflexionadas de los educadores y las influencias del los contextos local, regional y mundial. La propuesta de los ciclos es un viaje y lo que importa es ir viajando hacia la meta, pero si la meta es imponerla, “se jode la obra”. ¡A seguir desatando el nudo de los niveles para conquistar los ciclos!

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