domingo, 9 de agosto de 2009

ATREVIENDOSE A PENSAR EN GRANDE

ATREVIENDOSE A
PENSAR EN
GRANDE
La vida a menudo nos depara sorpresas y nos ofrece
situaciones sobre las que no tenemos el menor control.
Nuestra empresa atraviesa un mal momento y nos vemos al
borde del despido. Enferma un miembro de la familia o
fallece un ser querido. En tales situaciones es fácil tirar la
toalla y tener la sensación de que nada de lo que hagamos va
a mejorar las cosas.
Muchas personas han vivido ya la experiencia de haberlo
intentado todo, infructuosamente, para crear su propio
negocio, ayudar a su familia, encontrar un verdadero amigo,
o simplemente sentirse feliz. Pero nada les dió resultado.
Siempre que intentamos algo nuevo, nos esforzamos al
máximo y a pesar de ello no alcanzamos el objetivo, suele
ocurrir que entonces nos acobarde la simple idea de
intentarlo de nuevo. ¿Porqué? Porque todos queremos
evitarnos disgustos. Y a nadie le hace gracia volver a
fracasar. Nadie quiere entregarse en cuerpo y alma, solo para
encontrarse al final con otra desilusión. A menudo, después
de una serie de tales decepciones cameos en el abatimiento y
¡dejamos de intentarlo! Llega un punto en el que creemos que
nada va a dar resultado, y comenzamos a pensar en pequeño.
La buena noticia consiste en que usted está equivocado.
¡Usted puede hacer que sucedan las cosas! Thomas Edison
solía decir, “No me siento desanimado, porque todo intento
fallido que se descarta es un paso más hacia adelante.”
El primer paso para darle media vuelta a su vida es
desembarazarse de esa negativa creencia de que no puede
hacer nada o de que es incompetente. ¿Cómo puede
conseguirlo? Con frecuencia, el motivo por el que las
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personas dicen que no pueden hacer esto o aquello estriba en
que en el pasado intentaron cosas que no funcionaron. Pero
recuerde: “Su pasado no es igual a su futuro”. Lo que importa
no es el ayer, sino lo que haga de ahora en adelante. Imagine
que tiene que conducir un automovil hacia adelante. ¿Podría
hacerlo mirando a través del espejo retrovisor? Desde luego
que no, porque se estrellaría. Tendría que mirar hacia
adelante a través del cristal delantero. ¡Son tantas las
personas que tratan de adentrarse en el futuro utilizando para
guiarse un espejo retrovisor! En vez de empeñarse en este
sistema, debe concentrarse en lo que puede hacer hoy para
mejorar las cosas.
Ahora es el momento oportuno de que usted tome una
decisión. En este preciso momento debe prometerse que
nunca más volverá a dejarse dominar por ninguna sensación
de derrota o desaliento. Lo cual no significa que deba carecer
de realismo ante los acontecimientos que se le presenten.
Simplemente significa que a partir de ahora ha de darse
cuenta de que los sentimientos de derrota o abatimiento tal
vez le impidan tomar las decisiones que pueden cambiar su
existencia. Debe creeer que aunque esas cosas le parezcan
inabordables , puede darles la vuelta. Verá, todos tenemos
problemas, sufrimos decepciones y frustaciones, pero el
modo en que hacemos frente a nuestros reveses configurará
nuestra vida más que cualquier otra cosa que emprendamos.
El fracaso realmente no existe. Si pruebas algo y no te da
resultado, pero de ello sacas la enseñanza que te ayudará a ser
más efectivo en el futuro, entonces en realidad has triunfado.
Hay un proverbio que dice:
“El éxito es el resultado del buen juicio. El buen juicio es el
resultado de la experiencia. Y la experiencia es a menudo el
resultado del mal juicio.”
¡Insista! Atrévase a pensar en grande y a perseverar en su
intento. Si continua esforzándose en hacer mejor las cosas en
aprender de sus errores, alcanzará el éxito.

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