jueves, 12 de marzo de 2009

Auto Evaluación Docente

Auto evaluación docente. Un momento para reflexionar sobre nuestra práctica
Por Hector Fabio Villalba
Finalizamos el año escolar y ya definimos la calificación, promoción y acreditación de nuestros alumnos. Es un buen momento para reflexionar sobre nuestra propia práctica. ¿Qué entendemos por evaluar? La palabra evaluación nos remite a experiencias vividas cargadas emocionalmente que han dejado huella en nosotros en relación a lo que entendemos por evaluar y cómo juegan sus roles el evaluador y el evaluado. En el ámbito educativo, “evaluar se volvió sinónimo de control autoritario y externo sobre los otros” por eso suele generar miedos, inquietudes y resistencias.
El autor español, Miguel Santos Guerra señala que la evaluación puede responder a los intereses del evaluador, cada uno evalúa lo que desea, en la forma y momento que lo considere, con los instrumentos que decide convenientes y la usa con el fin que se proponga. “El poder es tan grande que permite catalogar éticamente, determinar explicaciones causales en forma arbitraria, justificar decisiones y clasificar (…)”Juzgar, medir, clasificar, evaluar forman parte de nuestro repertorio de acciones cotidianas, y no sólo en la escuela sino también en la vida, ya que vivimos evaluando.
La evaluación se sirve de valores como la justicia, la honestidad, pero también es vulnerable de correr el riesgo de tomarse como un arma de poder y sometimiento. Por eso debemos elaborar rigurosamente los criterios de evaluación para evitar que evaluar constituya un medio de control o, como dice Santos Guerra, un instrumento de opresión.
La evaluación es un instrumento para repensar si lo que se hace en la escuela va por buen camino. Ella es una parte sustantiva del proceso de enseñanza-aprendizaje y posibilita obtener información sobre las prácticas pedagógicas para mejorarlas.
Stuffelbeam define a la evaluación como “el proceso de diseñar, obtener y proporcionar información útil para juzgar alternativas de decisión“(1971).
Al considerar la relación entre las tareas y decisiones no sólo estamos en condiciones de valorar el proceso de enseñanza-aprendizaje globalmente, sino que además podemos identificar logros y detectar posibles causas de desvíos con el propósito de diseñar estrategias para superar los problemas y afianzar los logros.
La calificación y certificación de los aprendizajes de los alumnos constituyen una instancia ideal para observar y analizar, también el proceso de enseñanza. “Es poco habitual utilizar la evaluación de los alumnos como indicador de la calidad de las prácticas docentes. Los niveles de logros de los alumnos son de enorme utilidad para el docente ya que constituyen una manera de obtener información acerca de los resultados de su propuesta y, en consecuencia, un insumo para la posible redefinición de sus prácticas”. (Frigerio G., 1995).

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